La cultura de las ideas.

Un equipo creativo no solamente funciona con buenas ideas.

Santi Echazu
5 min readJun 10, 2021

Cuando pensamos en culturas creativas lo primero que se me viene a la cabeza son las libertades que las empresas le dan a sus equipos, libertades mayormente basadas en pensar. Por ejemplo, está la famosa regla 80/20 en donde los equipos pueden trabajar el 20% de su tiempo en proyectos personales (dicen que así nació Google Maps). No nos olvidemos tampoco de los espacios físicos con decoraciones juguetonas que le comunican a las personas “aquí las ideas pueden fluir libremente”. Relacionamos mucho la creatividad con tener buenas ideas y esto nos distrae de la importancia del rol que cumple la cultura de un equipo para que esto suceda.

Si lo novedoso es la métrica con que se mide la creatividad podemos pensar lo siguiente: para tener una idea original hay que ir a otro lugar. Hay que iniciar un proceso valiente a lo desconocido donde la incertidumbre y los miedos reinan.

Las empresas realmente creativas son las que son capaces de manejar estos miedos, empujando hacia la incertidumbre y hacia ese camino tenebroso que eventualmente termina en la originalidad.

Una cultura creativa es más que una máquina de ideas.

Lo curioso es que naturalmente nos escapamos del miedo, entonces, ¿Cómo estos equipos lo enfrentan? Para responder estas preguntas primero tenemos que entender de dónde vienen estos miedos y el efecto que tienen en nosotros.

Nuestro cerebro crea marcos de referencia para navegar por el mundo. Inconscientemente recolectamos la información de miles de sucesos y la empaquetamos de una forma útil para tomar decisiones. Con sólo ver la hora podemos determinar si hay mucho tráfico en la calle, con sólo leer el lenguaje corporal de un ser querido podemos determinar si algo le molesta.

Al igual que “pertenecer”, esta habilidad le ha dado a nuestra especie una ventaja competitiva. Hace miles de años todo nos quería comer y matar. Sin un marco de referencia no podíamos saber cuáles plantas eran venenosas y cuáles no, qué áreas eran seguras y en cuales habitaban depredadores.

Ahora, ¿qué crees que pasa cuando no tenemos un marco de referencia? ¿cuándo algo está por afuera de la caja? Nos alejamos, corremos para otro lado. Discriminamos lo desconocido y lo que no entendemos.

El gran problema es que las ideas verdaderamente revolucionarias se escapan del marco de lo convencional. Esto afecta la creatividad de dos maneras:

  1. La más obvia es que no encaramos ideas novedosas porque nos da cagazo la incertidumbre.
  2. La menos obvia es que evaluamos ideas incorrectamente.

Si hay una empresa que constantemente desafía lo común es Pixar. En 1995 desafiaron a la industria del cine tradicional al lanzar Toy Story, la primera película 3D. Hasta el día de hoy Pixar sigue siendo igual de ingenioso.

Ed Catmull Founder de Pixar

“Como ejecutivos tenemos que resistir nuestra tentación de evitar o minimizar riesgos”, ese es Ed Catmull, presidente de Pixar, “si no estamos algo asustados no estamos haciendo nuestro trabajo… si quieres ser original, tenés que aceptar la incertidumbre , aunque te quede incómodo”. (un capo)

Para alivianar estos “miedos creativos”, Pixar lleva a cabo unas sesiones diarias de retroalimentación al que le llaman Dailies. Dentro de esta sesiones el equipo de animación presenta su trabajo para ser revisado. Esto es lo interesante, como las sesiones son diarias los animadores no tienen mucho tiempo para afinar detalles. Una vez que muestran su trabajo deben hacerlo devuelta al día siguiente. Esto lleva a que constantemente se presentan animaciones en “progreso” o en un estado incompleto.

A Catmull le copa esta práctica por varias razones. En primer lugar se liberan de la presión de entregar algo perfecto. Además, mostrar cualquier laburo en su gestación puede ser para quilombo, para Ed es importante que se rompa esa barrera de vergüenza lo más rápido posible. Una vez que se logra, se despierta el instinto de pensar diferente.

El estilo con que Pixar crítica también ayuda a manejar este “miedo social”. Además de los Dailies el estudio también tiene el Braintrust, otro grupo de opinadores formado por los directores de Pixar. El Braintrust funciona como un grupo de apoyo para los directores o productores; si el director de una película necesita algún consejo, se organiza una reunión con el grupo. Lo curioso es que el Braintrust tiene una regla dorada a la hora de dar feedback: no se critica nunca al director; se critican ideas, el trabajo en progreso o problemas percibidos pero nunca al director (además él director tiene la palabra final, él decide que hacer y qué no hacer con los comentarios).

Lo copado de este proceso es que no señalan a nadie. Por lo general, el camino fácil es pensar que todo el problema es de uno, que te rechazan por quién sos. Pero en la mayoría de los casos la culpa no es completamente de uno. Quizás la persona que te lastimó tuvo un mal día, sea como sea hay muchos factores que pueden llevar a esa situación.

Hay que recordar que estos miedos siempre van a existir dentro de un proceso creativo. No es posible eliminarlos por completo. Lo que sí se puede hacer es manejarlos y darle las herramientas al equipo para enfrentarlos.

Si quieres instalar una cultura creativa no busques crear una máquina de ideas. Esta acción por sí sola no es suficiente. Pensá en los miedos creativos y en cómo se pueden manejar. En pocas palabras…

La creatividad ya viene con ideas, lo que a veces le falta es la cultura.

Gracias, Santi.

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